jueves, 10 de abril de 2014



Confidencias...

Este es el tiempo exacto para observar las cosas desde lejos,
con serenidad. Y acercarse a ellas.
Tomé la cara de la noche entre mis manos,
retiré de su rostro un mechón de bruma,
acaricié su frente ... y hablamos.
Hablamos hasta que sentí estremecerse a los álamos
de enfrente con un susurro de balada...

(¿Nos habrán escuchado?)  




Quisiera...

... atravesar el resplandor lunar del campo
y llevar mi cansancio a la orilla de un río,
quedarme mirando la tranquila frescura
del agua, que a esa hora tendría
el color adamascado de un abril lejano.
Imaginar el sonido de un oboe llegando
con su hilo de música hasta el centro mismo
de ese tono impalpable.

Oboe y cielo.
Atardecer y río
juntando su sed bajo los puentes.
Ya no tengo mirada, se ha ido.
Soy mujer que mira su mirar, 
espectadora de mí, se va 
como si fuera la última vez.
No habrá cómo volver a recuperarla.
………………………………………….

 Sólo puedo anclar en el silencio,
en la oscura intimidad de la casa...